El término atopia se refiere al estado de hipersensibilidad anómala que presentan ciertas personas ante la exposición o el contacto de sustancias o condiciones que para el resto de la población son inocuas. En personas que presentan esta condición el sistema inmunológico funciona “en exceso” y reacciona de forma exagerada a factores externos.
Parece existir una tendencia familiar a padecer de atopia. Los factores genéticos responsables de la atopia afectan a:
- las reacciones de defensa (el cuerpo reacciona con más intensidad a su entorno)
- la estructura de la piel (al ser más seca y más sensible, su función de barrera se ve alterada).
- Una persona atópica presenta altos niveles de un anticuerpo normal en el cuerpo, la Inmunoglobulina E (IgE).
Si hablamos de dermatitis atópica, ¿se puede considerar esta como un sinónimo de la atopia? Pues no, la atopia puede tener diversas manifestaciones: si se manifiesta a nivel cutáneo, de la piel, aparecerá la dermatitis atópica, con inflamación y picor en la piel. Si lo hace a nivel respiratorio aparecerá el asma bronquial, y si lo hace a nivel ocular o nasal aparecerán la conjuntivitis y la rinitis alérgicas. Una persona atópica, lo es toda la vida, pero no tiene por qué padecer todas estas manifestaciones ni sufrirlas “para siempre”. Algunas personas pueden presentar asma sin nunca tener eczema, o fiebre del heno sin asma.
Cuando estos trastornos se desencadenan uno tras otro, se habla de marcha atópica. Esta sucesión suele seguir un orden típico: primero el eczema atópico, luego el asma y, por último, la rinitis y la conjuntivitis. Aunque a veces, las enfermedades atópicas se alternan o evolucionan en paralelo.
Uno también puede descubrir su atopia con el eczema sin que nunca se active la marcha atópica.
La atopia afecta a la estructura de la piel : es demasiado seca, es más porosa y no es lo bastante grasa ni lo bastante ácida. Esto permite que penetren más alérgenos e irritantes (procedentes del polvo, de detergentes agresivos, del pelo de animales, etc.) en la piel. Esto hace que se inflame con demasiada facilidad: apareciendo picazón, hinchazón y enrojecimiento continuos. Un problema añadido, es que como ya hemos comentado al principio, las personas atópicas (la piel en este caso..) son hiperreactivas y presentan una respuesta inmune desproporcionada. Esto provoca que los alérgenos penetren incluso más fácilmente a través de la piel…lo que empeora los síntomas.
Es muy común que esta dermatitis aparezca en bebés, pudiendo comenzar incluso ya a la edad de 2 a 6 meses. Muchas personas lo superan con el tiempo a comienzos de la vida adulta.
Hablaremos más a fondo de la dermatitis atópica en el siguiente post.
También puedes revisar este otro post donde ya hablamos de la dermatitis atópica